sábado, 24 de mayo de 2025

TESTIMONIO DE YUNGAINOS

Yungay Ancash
El eco imborrable de Yungay: Testimonios de una tragedia y la resiliencia humana que desafió lo inimaginable
Los testimonios sobre la tragedia de Yungay en 1970, causada por un devastador terremoto y un posterior aluvión, son relatos conmovedores y profundamente impactantes de quienes los vivieron. Estas narraciones vívidas describen la inmensa devastación, el terror paralizante y la desgarradora pérdida de seres queridos, pero también la inquebrantable voluntad humana de sobrevivir y la solidaridad que surgió en medio del caos.

El Terremoto y el Aluvión: Una Catástrofe de Proporciones Inimaginables
El 31 de mayo de 1970, a las 3:23 p.m., un terremoto de magnitud 7.9 en la escala de Richter sacudió la región de Áncash, Perú. Su epicentro se localizó en el mar, frente a Chimbote, y desató una devastación sin precedentes en una amplia zona del Callejón de Huaylas y la costa. Fue el sismo más destructivo en la historia del Perú.

Lo que siguió al sismo fue aún más catastrófico para la ciudad de Yungay. El violento temblor provocó el desprendimiento de un enorme bloque de hielo y rocas de la cara occidental del nevado Huascarán, específicamente de la cumbre norte (Huascarán Norte). Esta inmensa masa, estimada en 50 millones de metros cúbicos, se convirtió en un aluvión, una mezcla densa de lodo, rocas y hielo, que descendió a una velocidad vertiginosa (entre 200 y 400 kilómetros por hora) por la quebrada de Llanganuco. En cuestión de minutos, esta avalancha sepultó por completo la ciudad de Yungay y el anexo de Ranrahirca, borrándolos del mapa.

La magnitud del desastre fue dantesca. Se calcula que el terremoto y el aluvión causaron la muerte de más de 70,000 personas y dejaron aproximadamente 140,000 heridos en toda la región afectada. Yungay, con una población de alrededor de 20,000 habitantes en ese entonces, fue prácticamente aniquilada, con solo unos pocos cientos de sobrevivientes que se encontraban en zonas elevadas o fueron milagrosamente protegidos.

Testimonios de Sobrevivientes: Ecos de Dolor, Pérdida y una Inquebrantable Resiliencia
Los relatos de quienes vivieron la tragedia son un vívido testimonio de la capacidad humana para enfrentar lo impensable. Cada voz aporta una perspectiva única del horror, la pérdida y la increíble fuerza para superar lo inimaginable.

El Miedo y la Desesperación: Muchos testimonios describen el pánico abrumador que sintieron durante el terremoto, con el colapso de edificios, el suelo abriéndose y el incesante rugido de la tierra. Posteriormente, la aparición del aluvión generó una desesperación aún mayor, una carrera a ciegas por salvar sus vidas en un escenario apocalíptico.

La Pérdida de Seres Queridos: El dolor y la pérdida de familiares y amigos son un sentimiento recurrente y profundamente arraigado en los testimonios. Las historias están llenas de la búsqueda desesperada de parientes entre los escombros y el desgarro de no encontrarlos, asumiendo la cruda realidad de su ausencia.

La Ayuda Mutua y la Solidaridad: A pesar del horror, la confusión y la magnitud de la catástrofe, los sobrevivientes destacan innumerables casos de ayuda mutua y solidaridad entre ellos. Vecinos ayudando a vecinos, extraños arriesgando sus vidas para rescatar a otros, compartiendo lo poco que tenían y brindando consuelo en medio del caos. Esta faceta es crucial para entender la resiliencia y el espíritu comunitario de la población yungaina.

El Recuerdo Perenne de la Tragedia: Muchos sobrevivientes, hoy personas mayores, han dedicado sus vidas a mantener vivos los recuerdos de la tragedia. Lo hacen como una forma de honrar a las víctimas y de educar a las nuevas generaciones sobre la fuerza destructiva de la naturaleza y la importancia de la prevención. Algunos, como guías espontáneos, comparten sus experiencias y señalan los pocos vestigios de la antigua ciudad, manteniendo viva la memoria colectiva y el legado de resistencia.

Voces que Trascienden el Tiempo: Relatos Íntimos y Poderosos
Cada nombre asociado a un testimonio es un fragmento vital de la memoria de Yungay. Sus experiencias nos conectan directamente con la magnitud humana del desastre.

Nelia Colonia: (quien tenía 29 años en 1970 y fue entrevistada en 2020 por la BBC) cuenta cómo quedó atrapada en los escombros de su casa y fue milagrosamente rescatada al día siguiente por sus hermanos. Su relato pone de manifiesto la inmediatez del desastre y la esperanza en medio de la desolación. "La tierra tembló fuerte, salimos de la casa, pero todo se derrumbó. No sé cómo, pero mis hermanos me encontraron al día siguiente entre los escombros", relata Nelia con la voz quebrada por la emoción, aún décadas después.

Selfia Obregón: (nacida en 1956, también entrevistada en 2020) relata cómo salvó su vida al encontrarse en el circo en ese momento y, al escuchar el estruendo del aluvión, corrió desesperadamente hacia un cerro, uno de los pocos lugares elevados que escaparon a la avalancha. "Estábamos en el circo, sentí el temblor, y de pronto ese ruido espantoso, como un millón de trenes. Solo corrí, corrí sin mirar atrás hacia el cerro, mi papá me gritaba '¡corre!'", recuerda Selfia, una de las "niñas milagro" salvadas en el circo.

Almaquio Ortega: Otro testigo presencial, describe cómo el desprendimiento del hielo del Huascarán fue lo último que pudo ver antes de que una inmensa polvareda y el aluvión cubrieran completamente la ciudad, sumiéndola en la oscuridad y un silencio sepulcral. "El Huascarán se desprendió, lo vi, y luego todo fue una polvareda densa, no se veía nada, y el ruido era ensordecedor, como el fin del mundo. Después, el silencio, un silencio que te perforaba el alma, porque sabías lo que significaba", narra Almaquio, reviviendo el horror.

Cotty Obregón: Quien era una niña de apenas 5 años y perdió a su familia en la tragedia, recuerda cómo los días posteriores fueron una pesadilla, marcados por la confusión, la búsqueda y los constantes temblores que seguían al sismo principal. "Los días después del terremoto eran como una pesadilla, todo seguía moviéndose, y mi mamá no aparecía. Solo sentía frío y miedo", comenta Cotty con la inocencia y el dolor de la infancia, una herida que la marcó para siempre.

Violeta Ardiles Poma: (fallecida en 2022 a los 85 años), escritora, poeta y sobreviviente del terremoto en Huaraz (ciudad también fuertemente afectada), compartió su experiencia y la de otros en una valiosa serie de entrevistas titulada "Voces del 70: Testimonios del Terremoto en Huaraz", recopilando relatos que hoy son parte fundamental de la memoria histórica. Su obra es un testimonio perdurable de la resistencia humana y el impacto cultural del desastre.

Deisy: Una de las emblemáticas "Niñas Milagro" de Yungay, Deisy se salvó por encontrarse en el circo itinerante "Verolina", que estaba instalado en lo alto del Cerro Atma. Su ubicación fortuita la protegió del impacto directo del aluvión que arrasó el centro de Yungay. "El circo nos salvó. Estábamos viendo a los payasos cuando la tierra empezó a temblar. Si hubiéramos estado en casa, no lo habríamos contado. Fue un milagro", comparte Deisy. Su testimonio subraya la capacidad de resiliencia infantil y la profunda gratitud por la vida, a pesar de las inmensas pérdidas y la separación familiar que muchos de estos niños enfrentaron.

Profesor Javier León León: Siendo un joven docente de 22 años en 1970, el profesor León León se convirtió en un testigo clave desde la perspectiva educativa y comunitaria. Él relata haber estado con un grupo de amigos en una zona ligeramente más alta al momento del sismo. Desde allí, fueron testigos directos de cómo "una nube gris oscura" se precipitaba sobre la ciudad, acompañada de un estruendo ensordecedor. "Vimos esa nube negra, inmensa, venir por el río. No entendíamos qué era hasta que el silencio y la desolación nos golpearon, al ver que Yungay había desaparecido. Solo quedaba la iglesia y el cementerio", recuerda el profesor, quien dedicó gran parte de su vida a mantener viva la memoria de Yungay y a la reconstrucción de la comunidad, enfatizando el vacío dejado por toda una generación de educadores y estudiantes.

Traumaturgo Romero Adrián: Siendo un niño de seis años en 1970, Traumaturgo fue arrastrado por más de un kilómetro por la masa de lodo y piedras, sobreviviendo de milagro. Su relato, conmovedor, describe la sensación de ser arrastrado por una "serpiente de barro" y el despertar desorientado, para luego encontrar que su hermano y madre también habían sobrevivido. "Sentía que algo me arrastraba, como una serpiente gigante de barro. Cuando me desperté, no sabía dónde estaba, todo era gris, y solo oía lamentos. Fue un milagro que saliera con vida", expresa Traumaturgo, cuyo milagroso escape es un símbolo de la tenacidad de la vida en las circunstancias más extremas.

Estos testimonios, con sus detalles personales y emotivos, enriquecen nuestra comprensión de la tragedia de Yungay, transformando las cifras en historias humanas de dolor, pérdida, pero también de increíble fortaleza y esperanza. Son un legado invaluable para el Perú y para el mundo, recordándonos la fuerza de la naturaleza y la inquebrantable resiliencia del espíritu humano.

CONTINUARÁ ...

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